¡SIN BANDERA Y SIN DIOS! CONSIGNA ANARQUISTA...SAQUEOS...DESTRUCCIÓN DE PROPIEDADES Y BIENES PÚBLICOS...ATAQUES CONTRA LA IGLESIA.



Por MARIO ANDRÉS DÍAZ MOLINA

Llegó el momento de detenerse a escuchar la voz de miles de chilenos(as) que somos de una generación más adulta...Es verdad que se cometieron errores políticos, que se apoyó a corruptos que se aprovecharon de sus puestos de poder, esto sin ser querido por parte de los electores...pero estos mismos electores que son miles y miles, no han perdido su conciencia para seguir protestando por un Chile mejor, más justo, más solidario. Entre estas personas que protestan, hay una generación de jóvenes, muchos de ellos no están inscritos en los registros electorales, que desconfían de los políticos actuales que han gobernado o están gobernando. Esto es legítimo. Este mismo pueblo mayoritariamente pacífico, rechaza a los grupos de encapuchados y lo está expresando frente a estos violentistas. ¡Hay una mayoría nacional que quiere cambios en la educación, una distribución más justa del ingreso, seguridad social, estabilidad laboral, y otros temas!

Los puros, los "cátaros", los que políticamente se sienten inmaculados, no son una mayoría. Entre ellos hay muchos jóvenes, pero tampoco son todos los jóvenes o estudiantes, hay personas bastante viejas que se creen puros políticamente. Son un sector que quiere reemplazar a la clase política de Derecha y de la Concertación. Es su sueño, pero lo cuestionable es su extremismo, su violencia verbal, su descalificación total a otros chilenos(as) que no piensan como ellos. Y curiosamente, hay políticos clásicos detrás de este "nuevo sector mesiánico", que buscan llegar al poder usando este "catarismo". Pero, los que predominan en Chile, son una mayoría nacional que ha soñado políticamente votando tanto por la Concertación como por la Derecha, se han frustrado, muchos se sienten engañados, pero "manchados", no quieren olvidar su experiencia. Quieren participar más de cerca en las decisiones políticas. Quieren un cambio real. Sienten que tienen derecho a construir otro Chile. Son los mismos adultos que fueron jóvenes, que han luchado tantas veces por cambiar la situación de injusticia y de marginalidad. Siguen vivos. No piensan igual que los que no vivieron la experiencia de la Unidad Popular o la Dictadura o los 20 años de la Concertación. No han vivido en vano.

Independientemente de los actos de violencia, que son repudiables, la ciudadanía ha demostrado que está entrando en un nuevo momento histórico. Es seguro que una mayoría quiere cambios de una o de otra manera. Es lógico que los más jóvenes quieran estos cambios. En chile esto se repite históricamente. El tema no se reduce a lo educacional, es un tema país. No son pocos los que piensan que no es justo que los ricos tengan acceso a una educación gratuita. Pero esto tiene varias aristas. ¿Quiénes son los ricos, por ejemplo? Hay gente de Derecha que no quiere salir del modelo neo-liberal, pero si mejorarlo gradualmente. ¿Qué hacer? Otros piensan en un proceso para llegar a una sociedad socialista. Y no faltan los que reafirman su ideal comunitario. Hay círculos que sueñan con un Estado militar de tipo fascista. Son pocos, pero existen. ¿Qué modelo de economía mixta podría reemplazar al sistema económico neo-liberal imperante en Chile? ¿Qué sistema político democrático podría reemplazar al actual que se generó a partir de la dictadura? Etc. Esto flota en el ambiente, hay personas que lo sienten difusamente. Ellos viven otras urgencias y desde esta realidad intentan pensar políticamente. Son años de frustración y espera. Hay diversos niveles de conciencia, pero, está muy claro que hay un descontento colectivo que tiene que ser atendido.

También se espera una Iglesia Católica más activa, donde los laicos tengan un mayor protagonismo. Esto no basta decirlo, hay que fomentarlo superando el mero llamado o invitación, hay que hacer cambios internos, tal vez en el derecho canónico, para potenciar la participación de los fieles en el mismo gobierno de la Iglesia, sin desconocer el carácter jerárquico de su vida eclesial. La Iglesia pierde autoridad moral frente a la actual sociedad civil, cuando llama a respetar la democracia si se la ve conservando un modelo de Iglesia excesivamente verticalista y poco comunitario y fraternal. El vaticano ll, reconoció que el hombre contemporáneo valora más el testimonio que la autoridad fría y distante. El laico de hoy no niega el principio de autoridad, pero necesita participar personalmente, vivir desde su conciencia y fe personal lo que decide su destino temporal-escatológico. Chile, también necesita que los católicos de base, vivan su fe en todas partes, no sólo en los templos como lo quiere el laicismo anti-democrático que a veces emerge como una vieja intolerancia.

Se siente en el ambiente la necesidad de refundar la sociedad chilena. Todos tienen derecho a participar en esta tarea democrática. Pero, se tiene que optar y para esto se hace necesario un medio que permita decidir sobre un modelo socio-político-económico-cultural plural para Chile. Esta es una actividad de “personas de carne y hueso”, no de “entes puros.” El requisito fundamental para decidir, es mantener el predominio de un clima de diálogo con respeto a la diversidad, tolerancia y uso del método democrático para tomar decisiones. Pero, si no hay una voluntad política de parte de los actuales líderes nacionales para iniciar un proceso de cambios reales y esta mayoría no es escuchada y las instituciones democráticas no hacen un trabajo político efectivo y realmente querido por la mayoría del país; entraremos en una etapa muy conflictiva que nos puede llevar a una crisis social generalizada, en su primera etapa. Después, es difícil de predecir, pero es seguro que no sería bueno para Chile.





(*) Estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule

Colectivo Cultural Jorge Yáñez Olave.
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