LOS CATÓLICOS QUE VIVEN SU FE EN LA FRONTERA DE LA IGLESIA. REFLEXIONES TEOLÓGICAS DOMINICALES. 16 FEBRERO 2014.

LOS CATÓLICOS QUE VIVEN SU FE EN LA FRONTERA DE LA IGLESIA. REFLEXIONES TEOLÓGICAS DOMINICALES. 16 FEBRERO 2014. La Iglesia católica (universal) histórica es la manifestación a través de la fraternidad cristiana de la presencia sensible y a la vez trascendente de Cristo después de su resurrección-ascensión. Cristo es la cabeza de la Iglesia que es sacramento universal de salvación y pueblo de Dios. Los signos que realizó Cristo en Palestina los sigue realizando la Iglesia a través de los sacramentos. Los dones y frutos del Espíritu Santo manifiestan siempre la acción redentora de Cristo. La Iglesia es esencialmente una comunidad trinitaria: el Padre, Hijo y Espíritu Santo constituyen su fundamento. Esta comunidad divina es a la vez humana, integrada por creyentes humanos y por lo tanto imperfectos. La fe, esperanza y amor como expresiones existenciales de la vida cristiana se hacen posibles en la Iglesia. La Iglesia por la encarnación del Verbo de Dios es de alguna manera toda la humanidad que se hace plenamente consciente como fe trinitaria confesada en la Iglesia Católica. 1.- La fe nunca podría ser un hecho privado sin consecuencias interpersonales. En esta situación de la experiencia eclesial, se hace presente la ambigüedad humana. Ser cristiano no es ser moralmente perfecto. Reconocerse necesitado de perdón y salvación y, crecer en la vida de la gracia es esencial para ser cristiano. Cristo santifica realmente a los creyentes y los une a la vida de Dios trino. La Iglesia es el ambiente donde la gracia sobreabunda en medio de las imperfecciones y maldades humanas. El mal hiere a la Iglesia, pero no la puede destruir, porque en ella está Cristo que venció todo mal. 2.- Sin destruir a la Iglesia, el egoísmo humano y formas diversas de maldad, dificultan la vida de fraternidad entre sus miembros. Esto es real, como real es la acción del amor y dones que hacen posible la libertad y gozo de los hijos de Dios. Así como desde el Otro podemos tomar conciencia de la voluntad de Dios, también el Otro nos puede limitar, incluso dañar en nuestra vida eclesial. Las formas de autoritarismo y dominación que a veces son muy notorias o aplastantes, hacen muy difícil permanecer en una comunidad donde se ha perdido la caridad fraternal y pastoral. 3.- ¿Puede un pastor abusivo pretender mantener la unidad y evitar que algunos fieles se aparten de los ambientes eclesiales? Cuando los fieles denuncian un abuso grave cometido por un sacerdote o laico a la autoridad que corresponde y esta no atiende con justicia y prudencia esta denuncia ¿está procediendo como un buen pastor? También puede darse una falta de confianza por malos entendidos y muchas personas se pueden apartar de la Iglesia y lo pueden hacer a conciencia, incluso sufriendo, porque sinceramente sienten que hay un abuso o falta grave y deciden alejarse para evitar el mal. En estas situaciones se necesita de la prudencia pastoral y caridad fraternal, para lograr la reconciliación. Esta es una tarea permanente. 4.- Pero la comunidad no la construyen los demás, es desde el amor que yo le pongo a la relación en común donde comienza la unidad que es don pero necesita cultivarse comunitariamente. Cada miembro es responsable de la unidad y basta que uno solo la rompa para afectar toda la vida comunitaria. Este mal puede ser tan grave para la integridad, dignidad y honra que muchos optan por alejarse. El o los que obraron el mal, no tienen autoridad moral para pedir actos heroicos a los afectados que deciden irse. Solamente Dios les puede pedir una paciencia heroica y dar la gracia para perseverar en la comunidad. Pero, muchas veces es mejor buscar otra comunidad cuando existe esta posibilidad. Cuando es el pastor el incomprendido y perseguido, está llamado a perseverar y dar su vida por la Iglesia, es la responsabilidad radical de un pastor fiel que vive en comunión con Dios.. 5.- Miles de personas se han alejado de la Iglesia jerárquica. No parece detenerse este proceso rupturista y es grave. No me refiero a los que han dejado de ser católicos por haber optado libremente por una forma de vida incompatible con el evangelio, perdiendo la capacidad de “reconocer la voz del pastor”. Hay católicos que por causas diversas se han alejado de la Comunidad Eclesial, pero siguen teniendo en sus vidas un fondo de fe. Son la “otras ovejas” que el buen pastor, tan solo él, las puede volver a reunir bajo un solo rebaño. Cristo siempre está presente en su Iglesia y une a los que se dejan guiar por el Espíritu Santo. Juan, 14. “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí.” Juan, 16. “También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor”. 6.- Las divisiones que hoy sufre la Iglesia serán superadas por las personas creyentes de buena voluntad. La buena voluntad es un don de Dios. Se puede vivir en la frontera de la Iglesia, casi fuera de ella, y no perder la comunión que da el bautismo, pero hay que saber escuchar la voz del buen pastor y volver a vivir en plena comunión con los hermanos. Hoy más que nunca se habla de diálogo, es necesario. Todas las formas de diálogo son proféticas y queridas por Dios, pero falta hacer plenamente realidad una de estas formas: el diálogo intra-eclesial, el diálogo interno entre los fieles católicos, entre fieles y pastores. Dialogando, respetando, tolerando incluso, se podrá renovar la Iglesia. El autoritarismo nunca podrá renovar la Iglesia, en realidad la está dividiendo cada vez más. Mario Andrés Díaz Molina: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule.

    Presentación

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