¡EL MUNDO ES UN JARDIN Y UN ESTERCOLERO A LA VEZ, PERO ES HUMANO A PESAR DE TODO!

¡EL MUNDO ES UN JARDIN Y UN ESTERCOLERO A LA VEZ, PERO ES HUMANO A PESAR DE TODO! Manifiesto Comunitarista- Personalista. A Eduardo Nicanor Frei Montalva, un líder humanista cristiano histórico (1911-1982) y, a todos los luchadores sociales, religiosos y políticos de todas las ideologías y tradiciones seculares y religiosas, que buscan construir una nueva sociedad más fraterna, comunitaria, libre, justa, tolerante y democrática. Es nuestro proyecto: Construir una civilización de la persona humana. Encender la antorcha de la Revolución Democrática. Darle un cauce heroico al Humanismo Cristiano. Agudizar la conciencia popular. Comunitarizar la fraternidad planetaria. Unificar la identidad en la diversidad. Cultivar el fruto de la Razón. Promover las relaciones cooperativas entre el Oeste-Este y el Norte-Sur. Liberar a los pueblos de la crueldad del mercado. Incitar la pasión de la renovación ideológica. Globalizar la demanda de los Derechos y Deberes Humanos. Sembrar la sensibilidad ecológica en los niños, Jóvenes, adultos y ancianos. Fomentar la trascendencia de la cultura artesanal y Folklórica. Propagar los valores perennes de las idiosincrasias de la tierra. Asumir el conflicto social en la praxis de los pobres. Desintegrar el sub-mundo del terrorismo y la tortura. Desangrar el corazón del fanatismo. Anunciar la ultra- urgencia de un nuevo hombre y una nueva mujer con hechos de humanización. Incinerar las huellas de las dictaduras y sistemas de intolerancia. Extender el arte, la ciencia y la tecnología. Vigorizar el largo aliento del Diálogo entre culturas, etnias, credos y sistemas. Superar la mera utopía del ensueño. Trabajar en la cantera épica de la vida comunitaria. Consagrar la existencia cotidiana. Prevenir a las nuevas generaciones de la presencia de la sombra impía de la intolerancia anti-religiosa. Aprender a ver al universo envuelto en la belleza de Dios. Evitar el vacío del sin sentido. Abrazar el heroísmo de la fragilidad humana. Acariciar la energía sexuada de la humanidad. Conservar el aíre puro que nos queda. Agradecer la vitalidad de la lluvia y de las estaciones del año. Compartir la tierra con todos los hombres y mujeres, dentro de los valores de un desarrollo sustentable. Sintonizar con toda la creación. Cristificar lo profano y efímero. Olfatear cotidianamente el aroma del esfuerzo extremo. Sobre los logros de cada día, esperar de Dios lo humanamente imposible. Modelar el barro de nuestra condición en el taller de la sabiduría eterna. Asumir la urgencia concreta del ideal. Dar pasos históricos hacia la construcción mundana de la justicia y equidad. Vivir el drama de la liberación. Destruir la maquinaria maldita del narcotráfico. Impulsar la acción no-violenta en los límites de la opresión. Activar la rebelión legítima, como último recurso, contra el capitalismo depredador. Mantener la posición avanzada del testimonio de la paz. Es nuestro proyecto final más cristiano: Edificar la Iglesia fraternal, profética y liberadora en la roca de los siglos. Desarrollar en plenitud los derechos y deberes de los laicos en la asamblea ecuménica. DEL LIBRO: “CANTOS Y ANTI-CANTOS DEL UNGIDO Y DE LA ÚLTIMA CUMBRE” DE MARIO A. DÍAZ MOLINA. (*) Estudiante en Práctica Profesional de 5° año de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule. Colectivo Cultural Jorge Yáñez Olave.

CARLOS MARCIO CAMUS LARENAS: UNA IGLESIA COMUNITARIA, PROFÉTICA Y LIBERADORA.

Monseñor Carlos Camus Larenas, Obispo emérito de Linares, nació en Valparaíso el 14 de enero de 1927. Hijo de Carlos Camus Gómez e Isaura Larenas Romo. Egresado de Ingeniería Química de la Universidad Técnica Federico Santa María. Estudió en el Seminario de Santiago y en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Chile. Bachiller en Filosofía. Licenciado en Teología. Ordenado sacerdote en Valparaíso el 21 de septiembre de 1957 por Mons. Rafael Lira, obispo de Valparaíso. Párroco en Peñablanca, Quilpué, Población Achupallas (Viña del Mar) y La Matriz, en Valparaíso. Asesor de la Juventud Obrera Católica y de la Acción Católica Rural. Pablo VI lo eligió Obispo de Copiapó el 31 de enero de 1968. Consagrado en la Parroquia Matriz de Valparaíso el 3 de marzo de 1968 por Mons. Emilio Tagle, Arzobispo-Obispo de Valparaíso. Co-consagrantes principales: Mons. José Manuel Santos, Obispo de Valdivia y Mons. Carlos González, Obispo de Talca. El Papa Pablo VI lo trasladó a Linares el 14 de diciembre de 1976. Sucedió a Mons. Augusto Salinas, quien había renunciado por razón de edad. Tomó posesión por procurador en enero de 1977 y personalmente el 17 de abril de ese mismo año. Desempeñó diversos cargos en la Conferencia Episcopal y en el CELAM. Hizo la Visita ad limina en 1979, 1984, 1989 y 1994. Retirado, el 17 de enero de 2003. Estos son datos objetivos que nunca dejarán de encontrarse en una biografía de Don Carlos Camus. Pero, lo que escribiremos es una opinión personal sobre su importancia pastoral y espiritual en la historia de la Iglesia Chilena y Universal. No puede ser menos y veremos porque. Hay lecturas ideológicas sobre el Obispo Camus, que no valoran su impronta pastoral desde una experiencia religiosa. No se puede hacer este análisis desde criterios de fe que no se tienen. El “Obispo de Chile”, como alguien dijo, es primero un Pastor de la Iglesia, desde este dato concreto se puede situar toda su labor pastoral, que se concretizó en la defensa de los derechos humanos; en su lucha contra el centro de tortura que funcionó en Colonia Dignidad; en su convocatoria pluralista que hizo visible la doctrina social de la Iglesia como núcleo que ilumina las diversas opciones políticas de los fieles: es legítimo ser católico y ser de izquierda, de centro o de derecha, etc., pero, “viviendo los valores evangélicos como fundamentos de la acción política del cristiano”; y sobre todo, se concretizó en su apoyó a los campesinos para que se organizaran en comunidades cristianas alrededor de una capilla; este hecho social-religioso por si mismo significó una educación cívica-eclesial: hombres, mujeres, jóvenes aprendieron a organizarse y dar pasos de superación del asistencialismo y paternalismo del pasado. Una Iglesia fraternal, comunitaria, profética y liberadora emergió en la conciencia religiosa del católico de base, como un ideal más cercano y posible. En función de esta actividad eclesial-social desarrolló un “pensamiento pastoral” que quedó registrado en cientos de pequeñas publicaciones: cartas a los fieles, jóvenes, entrevistas, libritos, etc.; en resumen: renovó con moderación y realismo la pastoral diocesana. Hay un “estilo Camus”, es un “carisma”, que muchos fieles sienten que no se replica en la actualidad. Algunos ven solamente los efectos políticos que inevitablemente están incorporados a toda pastoral, pues lo eclesial o religioso no funciona o no se realiza fuera de los conflictos socio-históricos. Conozco gente de izquierda que utilizó y propagó la imagen de un Obispo Camus “comunista”, nunca tuvieron un interés eclesial, les importaba la propia “acción política partidaria”; otros, usando el mismo calificativo, desvaloraron su labor humanitaria-pastoral, eran exponentes de una derecha dura, que no aceptaba que un Obispo asumiera un compromiso valiente y acusador de la barbarie que contaminaba la convivencia nacional. Ambas lecturas son parciales e ideológicamente abusivas. ¿Era posible ser cristiano, un líder moral, un Obispo y ser neutral frente a los casos de derechos humanos que hoy se conocen y es imposible no dejar de calificarlos de brutales y crímenes de lesa humanidad? ¿Es un tema político? Por supuesto que sí, en el buen sentido de una ética política y evangélica. Y desde la perspectiva de un Obispo, es un tema pastoral con consecuencias políticas, pero sobre todo hay un valor moral-humano. Esto hizo Don Carlos Camus. Es lo esencial, que nunca debe dejar de ser lo “epistemológicamente central”, en un análisis de su labor como Obispo de Linares. No ver esta dimensión moral y espiritual y hablar en términos de una actitud, donde solamente un ideal político excluyente es lo que mide y valora su labor pastoral y los otros son simplemente enemigos y falsos, es una mentira ideológica, muy común en una forma cínica de hacer política en nombre de una supuesta fe. ¿Toda persona de derecha es falsamente católica? ¿Toda persona de izquierda es no-creyente o es falsamente católica?. Pienso que no. No es tan simple, como una mera lectura ideológica-partidista, sin perspectivas antropológicas más amplias. Si se analiza la visión pastoral de Don Carlos Camus, es moderada, pero realizadora. No es un exaltado. Es demasiado lúcido para dejarse arrastrar por un “infantilismo pastoral revolucionario”. Creo que su pensamiento pastoral es digno de ser estudiado. Es una experiencia que puede nutrir una “teología pastoral” que al tener criterios, se puede reubicar en el proceso socio-religioso cambiante de los ambientes eclesiales actuales. Si estamos convencidos del valor de su pensamiento y su acción, rescatemos su “impronta” desde todas las posibilidades realmente pastorales y creyentes. Don Carlos Camus, acercó la Iglesia a los pobres y humildes y si bien no realizó una “revolución” hizo factible ver los “ideales renovadores” como posibles. Cuando hay una capilla donde no se comenta la palabra de Dios en la misa, porque el celebrante no quiere hacerlo a pesar del reclamo de los fieles, o no se toma en cuenta a los laicos para reconstruir el templo parroquial o cuando un grupo de fieles le reclama a una autoridad eclesiástica que su párroco es alcohólico y “esclavo del dinero” y esta autoridad les dice: “soportan los vicios de su párroco o se quedan sin sacerdote” y así, se siente que este ideal de Iglesia “más fraternal y respetuoso de los laicos” se hace de nuevo lejano. No son pocos los que se van de las parroquias y capillas. Mucha gente habla detrás de sus puertas, como típicos chilenos sin “personalidad social”. Personalmente hablo ahora, porque mañana hablarán otros intereses. Recuerdo a un ministro laico, que ideológicamente ponía su visión política por sobre lo pastoral-eclesial. Se definía como “camusista” en primer lugar, y no quiso seguir participando en la Iglesia, cuando llegó el nuevo Obispo. Dejó de ir a misa. Era impresionante escuchar su discurso anti-católico, después de verlo “adorar al Santísimo”. Hace tiempo que no lo veo. Su lectura era exclusivamente política-partidista. ¿Alguna vez fue un creyente o era un enviado de su partido o un infiltrado? Creo que era creyente, pero su ideología mal ubicada en su escalada de valores, destruyó su fe. Don Carlos Camus, siempre ha insistido en el pluralismo como una nota de la Doctrina Social de la Iglesia. Espero que por entre ciertos intereses no muy puros, se pueda seguir leyendo el legado pastoral de Don Carlos, Obispo emérito de Linares. ¿Quién podría negar argumentativamente que su labor pastoral se pueda valorar a nivel de la Iglesia universal? Por lo tanto, podemos seguir aplicando su “sabiduría pastoral”. Tenemos sus libritos y cartas, etc. y nuestra historia de fe que vivimos junto a su labor episcopal. Mario Andrés Díaz Molina. Estudiante en Práctica Profesional de 5° año de Pedagogía de Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule.

    Presentación

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    Desde esta perspectiva, generar espacios para compartir aquello que nos des-alinea y nos des-aliena de la cultura y la ideología oficial, constituye una necesidad para aquellos que aspiramos a construir una "realidad" diferente, basada en valores humanistas, centrados en la solidaridad y que acogen la potencialidad creativa que existe en cada uno de nosotros.

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