PLURALISMO, CAUSA COMÚN Y EL VALOR DE LA TOLERANCIA.

PLURALISMO, CAUSA COMÚN Y EL VALOR DE LA TOLERANCIA.
El pluralismo no niega nada de lo que las personas creen o viven como identidad, de lo contrario no es pluralismo. Lo que puede resultar inaceptable para toda una sociedad, debe ser considerado de todas maneras, dentro de un clima de tolerancia, donde se pueda discernir el límite de esta tolerancia. Porque todo no es tolerable. Hay límites humanos.
Lo que necesita Chile y en general toda esta civilización de la post-modernidad es un pluralismo que parta de las diferencias para ser respetadas, toleradas; y no en su minimización ni menos en su negación. Este pluralismo no se puede basar en el "no fijarnos en el color político, religioso, etc.", es decir en aspectos concretos de las personas, porque esto significa pedir renegar de la propia vida y “alienarse” con otro contenido: un pragmatismo, un relativismo...o un vacio seudo-neutral. El desprecio de un agnóstico por “ciertas verdades” no lo faculta para despreciar y atropellar a las personas que creen en estas verdades. Es la falencia de algunas teorías tolerantistas del siglo XIX y XX, que imponen una represión de lo religioso. Mutilan la vivencia religiosa de los creyentes, pretendiendo “privatizar” lo sagrado. Imponen una educación sin religión. Al apoderarse del Estado ponen dificultades a la Iglesia y a los católicos.
La causa no puede sacrificar lo propio, que es la vida y que es lo que impulsa a luchar por la causa. Pretender unir con lo parecido o con lo que se tiene en común solamente, no es unir, es castrar. No basta una causa común, es necesario que la lucha por esa causa no tenga como precio la negación de lo fundamental del ser personal, de la propia identidad, que es absolutamente necesaria para la dignidad personal. Los valores de la causa son positivos, por si mismos. El fondo y la forma de la causa, no pueden sacrificar nada de lo esencial para cada persona, por lo tanto importa cómo se configuran. El fin se refleja en los medios. La "gracia" es pensar diferente, ser diferente y luchar por una causa que involucra estas diferencias y no sólo lo que se parece o es común: se lucha por una sociedad de la diversidad donde se respeta la identidad y no se pone la generosidad en un nivel que no corresponde, porque esta y la humildad tienen un límite: no pueden sacrificar a una persona en lo que tiene de propio.
A una persona le puede dar lo mismo lo religioso y en algún momento lo ideológico, etc. (Lo digo como mero ejemplo) puede ser un agnóstico, no creer en ciertas verdades, etc. pero eso no lo hace neutral, porque este agnosticismo tiene un contenido. Lo importante es compartir desde donde emerge la motivación para la causa y sin pretender crear un sincretismo, aprender a tolerar y construir en un ambiente de pluralismo...esto supone captar los valores de la causa, los verdaderos valores de la causa. El laicismo tampoco es neutral, es una forma de vivir y pensar. Nadie tiene derecho a imponerlo. Hay grupos sectarios que tienen organizaciones internacionales, que fomentan una ideología intolerante, contraria a la libertad religiosa. Es una ideología laicista excluyente, anti-democrática y oscurantista. Oscurantista, porque no asume los valores de una auténtica tolerancia y respeto a la diversidad, opera desde la oscuridad de sus grupos subterráneos. Esta intolerancia ha llegado a organizaciones internacionales como las Naciones Unidas.
En Chile, hay grupos “adoradores de la vieja diosa razón” que buscan desde los orígenes de la República, imponer una educación laica, o mejor dicho laicista, anti-dogmática y cientificista. Hacen causa común con algunos sectores de Izquierda. Parece muy lejano, sin duda, llegar a una realización histórica de este proyecto excluyente. Sin embargo, esto no puede quedar fuera del debate sobre educación y la reforma constitucional que se quiere impulsar. Incluso, es el fundamento para un ideario de una fuerza política que debe generarse desde las bases católicas, de creyentes que comprenden el real significado de estas ideologías inspiradas en la intolerancia y un seudo-pluralismo que se nutre de la mutilación de las personas.






(*) Estudiante de Pedagogía en Religión y Filosofía de la Universidad Católica del Maule
Colectivo Cultural Jorge Yáñez Olave.
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