Soy un aeroplano autodidacta,
que aprendió a volar volando...
Conocí el cielo en la punta de un beso borroso,
en el ángulo de una sonrisa rota,
en el fuego de una boca prostituida...
Soy un volador de luces,
detrás de mi corazón se esconde la soledad,
detrás de mi cerebro,
se oculta la noche de mi cansancio,
detrás de mi fuente de agua,
se oculta la impureza de mis manos en la cena,
detrás de mi altar interior,
se oculta la oración de mi fe agonizante-perseverante...
Soy un hombre espacial,
que busca el camino del último sol,
que navega en las aguas cósmicas de sus propios ojos,
que se cae en la mirada de una mujer anónima,
que se ríe con pena de la luna desnuda
bañándose en un charco infectado...
Soy el último sobreviviente de mi exterminio,
de mi caza de brujas,
de mi inquisición,
de mi lista negra,
de mi guerra sucia.
Soy el verbo depurado
de mi purificación lingüística,
de mis educadores bien intencionados,
de mis amigos muy queridos,
de mis enemigos misericordiosos.
Soy el feliz cumplimiento,
de mi última profecía.
Autor:
Mario Andrés Díaz Molina
Estudiante Pedagogía en Religión y Filosofía
Universidad Católica del Maule
que aprendió a volar volando...
Conocí el cielo en la punta de un beso borroso,
en el ángulo de una sonrisa rota,
en el fuego de una boca prostituida...
Soy un volador de luces,
detrás de mi corazón se esconde la soledad,
detrás de mi cerebro,
se oculta la noche de mi cansancio,
detrás de mi fuente de agua,
se oculta la impureza de mis manos en la cena,
detrás de mi altar interior,
se oculta la oración de mi fe agonizante-perseverante...
Soy un hombre espacial,
que busca el camino del último sol,
que navega en las aguas cósmicas de sus propios ojos,
que se cae en la mirada de una mujer anónima,
que se ríe con pena de la luna desnuda
bañándose en un charco infectado...
Soy el último sobreviviente de mi exterminio,
de mi caza de brujas,
de mi inquisición,
de mi lista negra,
de mi guerra sucia.
Soy el verbo depurado
de mi purificación lingüística,
de mis educadores bien intencionados,
de mis amigos muy queridos,
de mis enemigos misericordiosos.
Soy el feliz cumplimiento,
de mi última profecía.
Autor:
Mario Andrés Díaz Molina
Estudiante Pedagogía en Religión y Filosofía
Universidad Católica del Maule