Duros como el odio, fuertes como el hierro;
aplastan las auroras de los días sacros.
Sus pasiones, pensamientos son blasfemias.
Sus manos inmundas acarician las conciencias
metalizadas de sus adoradores,
y los inocentes niños son sacrificados sobre sus altares cloacales.
Hacen de sus fétidas excreciones un maná,
y de sus ventosidades un incienso.
Dioses con ojos de plomo, con cuerpos para la fornicación;
manosean las inocencias, las pobrezas y las inseguridades.
Dominan, regulan las lágrimas y temores;
ocultan las huellas de sus maldiciones,
bajo las profundidades de desiertos, valles, montañas...
Dioses de la venganza y guerra permanente,
guardianes impíos de osamentas sagradas,
ocultan en las conciencias nocturnas de sus adoradores,
las justificaciones de lo injustificable.
Falsifican la historia para celebrar sus gestas fatídicas.
Queman el cielo en sus templos de tinieblas
y congregan a los obscuros delincuentes del silencio...
Autor:
Mario Andrés Díaz Molina
Estudiante Pedagogía en Religión y Filosofía
Universidad Católica del Maule
aplastan las auroras de los días sacros.
Sus pasiones, pensamientos son blasfemias.
Sus manos inmundas acarician las conciencias
metalizadas de sus adoradores,
y los inocentes niños son sacrificados sobre sus altares cloacales.
Hacen de sus fétidas excreciones un maná,
y de sus ventosidades un incienso.
Dioses con ojos de plomo, con cuerpos para la fornicación;
manosean las inocencias, las pobrezas y las inseguridades.
Dominan, regulan las lágrimas y temores;
ocultan las huellas de sus maldiciones,
bajo las profundidades de desiertos, valles, montañas...
Dioses de la venganza y guerra permanente,
guardianes impíos de osamentas sagradas,
ocultan en las conciencias nocturnas de sus adoradores,
las justificaciones de lo injustificable.
Falsifican la historia para celebrar sus gestas fatídicas.
Queman el cielo en sus templos de tinieblas
y congregan a los obscuros delincuentes del silencio...
Autor:
Mario Andrés Díaz Molina
Estudiante Pedagogía en Religión y Filosofía
Universidad Católica del Maule