ANTE LAS UNIONES HOMOSEXUALES: LA LEY ES UN MEDIO QUE DEBE TENER A LA ÉTICA COMO FUNDAMENTO.

ANTE LAS UNIONES HOMOSEXUALES: LA LEY ES UN MEDIO QUE DEBE TENER A LA ÉTICA COMO FUNDAMENTO.

Hay comentarios de prensa, noticias y opiniones que agitan el espectro de las uniones homosexuales. ¿Qué piensa el ciudadano común? ¿Qué piensan los laicos católicos?

1. Los “maximalistas”, que se encuentran entre los oficialistas (Cruz Coke), cuanto opositores (Fulvio Rossi, socialista), sostienen que se debe legalizar un “matrimonio” homosexual con todos los derechos correspondientes a esta institución.

2. Otros afirman que no se debe usar la expresión “matrimonio”, sino “uniones civiles” (Allamand y Chadwick), por considerar que el vocablo “matrimonio” sería de uso exclusivo para las uniones heterosexuales. Salvo eso, les conceden a las uniones homosexuales un reconocimiento civil muy semejante al del matrimonio (derechos de herencia, adopción, previsión, etc.).

3. Algunos UDI y RN, creen que no es urgente tal reconocimiento, pero, para acabar con la polémica, conceden que se les otorgue un reconocimiento notarial que consagre los derechos de propiedad y herencia de los bienes habidos en conjunto, sin que sean incluidos en el Registro Civil.

El Presidente Sebastián Piñera firmó el proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) recordando que a familia es la “principal fuente de felicidad”. Piñera recalcó que el proyecto “está creando una nueva figura legal, pero no está modificando el Código Civil”. El Mandatario reiteró que en su opinión “el matrimonio por su naturaleza debe ser entre un hombre y una mujer”, pero esta convicción “no me impide reconocer que existen otras formas de relaciones afectivas” que son también “respetables y valiosas”.



En una declaración pública, titulada “Valoremos el matrimonio, un bien para Chile”, los obispos de chile, exponen una serie de interrogantes en las que apelan a la inconveniencia de esta iniciativa legal. “¿Por qué dar un estatuto jurídico especial a quienes, pudiendo casarse, prefieren no hacerlo?”, señala el documento, que agrega que “es una contradicción establecer una ley para resolver posibles problemas patrimoniales y de herencia que ya tienen solución segura y clara en las normas actualmente existentes que regulan el matrimonio”. Expresan que el matrimonio “contribuye al bien de la sociedad y no sólo se ocupa de intereses privados de los que lo contraen”. En este sentido, llaman al Parlamento a “no dejarse llevar por apresuramientos muy peligrosos”.

El homosexualismo es una conducta y el homosexual es una persona, con la persona tengo deberes morales siempre: respetarla, amarla, apoyarla, sobre todo respetar su conciencia. Esto tiene límites humanos. Lo legal es necesario pero superficial y lo ético aflora siempre por entre sus disposiciones para bien o para mal. Históricamente se ha maltratado a los homosexuales con crueldad. Lo mínimo son las burlas e insultos. En medio de tanta discriminación, regularizar una unión es un mínimo de tolerancia para “humanizar un poco más esta situación tan mal asumida por los cristianos en general”. Si me quedo en el acto homosexual como hecho moral en sí mismo puedo afirmar lo que dice san pablo: un mal moral. Pero no puedo asegurar la condenación eterna de un homosexual en términos absolutos. La doctrina católica sobre la homosexualidad se basa en el amor, la prudencia, la tolerancia y la abstinencia o templanza. También considera los aportes de la ciencia, en especial de las ciencias humanas. Esta doctrina supone: Primero, una persona homosexual, tiene que estar convencida a conciencia del valor moral y verdad de esta doctrina Católica. Segundo, un homosexual o lesbiana que acepta la moral católica sobre su condición tiene que experimentar como fruto de esta vivencia la libertad interior, la alegría de asumir su homosexualidad dentro de la moral católica, que implica un celibato, una canalización no-genital de su libido homosexual. ¿Es fácil esto? Nadie tiene derecho de imponer esta visión moral, se acepta libremente o no. Cuándo la Iglesia tenga un “santo homosexual” o “santa lesbiana” que sean un modelo concreto de lo que le pide a los homosexuales y lesbianas; se podrá captar mejor si tiene caridad en sus declaraciones, se podrá captar mejor la sabiduría que hay en su planteamiento. Porque no es fácil lo que se les pide a los homosexuales y lesbianas. Creo que en este caso lo legal es un medio para una mayor humanización de este tema tan mal abordado por la tradición cristiana y qué decir del Antiguo Testamento. En resumen: regularizar en este caso es: más humanización, no es establecer una verdad nueva sobre el matrimonio. Lo legal no es superior a lo ético. Lo humano fluye de todas maneras por entre lo legal y la conciencia establece lo recto en este caso desde la verdad cristiana: humanizar tolerando en parte un mal para potenciar un bien: respetar la dignidad humana de un homosexual y su derecho a vivir en paz en medio de la sociedad: bienestar social y laboral, reconocimiento, etc. No bastan las palabras que hablan de tolerancia y respeto a la dignidad de estas personas. La experiencia habla de lo contrario.

No veo una iniciativa potente sobre este tema en la DC y sin ser un partidario incondicional de la posición de la UDI, me parece cercana a un proyecto que no promueve sino “tolera” una conducta que no está centrada en la natural reproducción y conservación de la especie humana y que vulnera de alguna manera, valores fundamentales de la familia que origina y fomenta el cristianismo. Los homosexuales no pueden imponer a los demás su concepción sobre la sexualidad. Los cristianos debemos coexistir solidariamente con ellos, pero nunca renegando de nuestros valores. Imponer esto es otra forma de intolerancia. Pero, esto no se soluciona con leyes, hay que hacer un trabajo cultural. Hace falta un modelo cristiano de homosexual o lesbiana, asumido públicamente. Incluso un movimiento que presente esta alternativa cristiana, propiamente católica, ante la sociedad chilena y mundial.
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