EL PANTEÍSMO DOCTRINARIO, A VECES ES MERA RETÓRICA O NO REFLEJA LO VALIOSO O NO-VALIOSO DE ALGUNOS PANTEISTAS. Reflexiones teológicas dominicales. 28-septiembre-2014.

EL PANTEÍSMO DOCTRINARIO, A VECES ES MERA RETÓRICA O NO REFLEJA LO VALIOSO O NO-VALIOSO DE ALGUNOS PANTEISTAS. Reflexiones teológicas dominicales. 28-septiembre-2014. Respeto las visiones diferentes, tolero lo que considero negativo y así rescato algo superior. Esto lo dejo claro, pero expreso con este mismo respeto y tolerancia mis diferencias, porque es mí ser en el mundo, el que vive, siente y piensa de otra manera. Es un derecho y un deber, en algunos casos, decir esto no me parece y esto sí. 1.- Las visiones panteístas, por ejemplo, el tema de estas reflexiones, repletan los dichos de no pocas personas. Son muchas palabras y a veces mucha descalificación de las experiencias religiosas cristianas o teístas. Pero son eso: ruidos, a veces retóricos. Sin testimonio. Dios es amor y paz, en medio de este mundo. Pero no es el mundo. Tolerar también es aceptar convivir respetuosamente con los que creen en un Dios-persona o tri-personal, que no es una energía, que se pueda manipular desde los deseos más ocultos del ser humano. Los que han reemplazo la oración por “formas de manejo de una supuesta energía divina del universo” seguirán con sus prácticas y esto debe ser tolerado. Los cristianos seguiremos orando a un Dios creador y salvador distinto a su creación y creaturas y, nuestra espiritualidad se seguirá proponiendo a lo ancho y largo del mundo actual y futuro. La libertad personal es fundamental para optar y discernir con criterios ciertos que permiten seguir creciendo en libertad y verdad. 2.- Llama la atención la persistencia en hablar de este dios energético, que en la vida concreta de algunos supuestos panteístas, nada significa para superar el consumismo en todas sus formas, que configura sus vidas cautivas de ansias hedonistas cerradas a una trascendencia real. Es distinto escuchar a un hombre o mujer que viven en la naturaleza, redescubriendo valores universales, que saben que están en la vida de otras visiones muy diferentes y sienten que hay una fraternidad que no se puede reducir a los que piensan como ellos. Son panteístas, pero son tolerantes y no se obstinan en un proselitismo fanático anti-cristiano. 3.- No es fácil calificar en la justa medida, desde la propia visión valórica a personas diferentes; pero la autenticidad de nuestro amor, respeto y tolerancia pasa necesariamente por esta opción de amar, respetar y a veces admirar a los “diferentes”, sin perder o relativizar lo esencial de nuestra identidad; fundamento de lo que nos hace sólidos como personas creyentes, solidarias y perseverantes en el camino cristiano de la fe-esperanza-amor. 4.- El mundo no es divino, no es Dios, no es una energía impersonal que salva en la medida que es manipulada por medio de técnicas de auto-salvación. Tampoco, nuestra redención pasa por una reencarnación varias veces repetida que termina en una auto-perfección, donde algunos intentan hacer hablar a un cristo esotérico, que hace tanto o menos que los efectos de una meditación que llaman trascendental o cósmica. Vivimos en una democracia fundada en la tolerancia religiosa entre otros valores. ¡Gracias a Dios no estamos en los tiempos de la inquisición! Pero, respetar o tolerar no es relativizar la verdad. La unidad civil y cultural de una sociedad democrática no impone una uniformación ideológica o religiosa, que nunca se ha logrado. Los sistemas totalitarios lo han intentado concretar a sangre y fuego con resultados aterradores. 5.- Sin embargo, un cristiano puede y debe discernir lo valioso de un sistema de meditación o técnica de crecimiento personal, etc. y rescatar lo que evidentemente es positivo o bueno y compatible con su identidad cristiana. En esto vale mucho lo vivencial. También es importante captar que estas intuiciones que logran ver el bien en otras tradiciones culturales y religiosas, vuelven a descubrir que el fundamento cristiano desde donde disciernen y rescatan estos valores y riquezas morales y humanas, tienen a Cristo como fuente y finalidad. 6.- Cristo, es el salvador de toda la humanidad, porque en él, todo lo bueno del ser humano, tiene su razón de ser. La encarnación del Hijo de Dios y Dios con el Espíritu Santo, penetró en la raíz de la naturaleza humana que es histórica y está tensionada hacia la eternidad de Dios. En el fondo de todo hombre o mujer, está la impronta de esta encarnación que se inmoló en la cruz y confirmó su poder salvífico en la resurrección. Cristo, está primero en todo ser humano, antes de toda evangelización, preparando el encuentro con el amor salvador y, la ley natural, está “marcada” por este Señor de la historia. Cristo, salva desde el corazón de todas las culturas. Evangelizar, es una buena nueva que no se reduce a un discurso limitado por la razón humana. El Espíritu Santo renueva la buena voluntad, el bien de un no-cristiano y respetando el proceso cultural humano lo guía hacia Dios. Puede llegar a conocer el mensaje evangélico o morir antes. Como puede rechazar este mensaje. Es suficientemente libre. Pero, todo movimiento colectivo o personal bueno por esencia y que busca a Dios, busca porque Cristo está activo en sus raíces. Esto no es sincretismo ni eclecticismo, no puede serlo, porque la salvación de Cristo, no se reduce a una doctrina; y sin anular la doctrina cristiana, en ningún momento, se hace comunión con Dios, que es más que una doctrina. Es una vida nueva. La naturaleza nunca es anulada, pero es elevada para hacer posible la plenitud de la redención del ser humano. Ahora somos peregrinos y a la vez habitantes de la tierra. Necesitamos estar de rodillas ante Dios, compartiendo nuestros bienes entre nosotros con prudencia, amor y siempre con buena intención. Mario Andrés Díaz Molina: Profesor de Religión y Filosofía. Licenciado en Educación. Egresado de la Universidad Católica del Maule. Estudiante de Magister en Ciencias Religiosas y Filosóficas. Mención Filosofía. UCM.
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    Presentación

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