El rostro de aquel hombre no lo demostraba, pero estaba devastado. Tenía todo lo que un hombre podría desear al tener una buena y saludable vida. Su casa era preciosa y enorme; dinero le sobraba y tenía lujos que pocas personas podrían darse.
Conocía a mucha gente, pero esa gente no lo conocía en absoluto. Para ellos su nombre era Ryan McDowell, un hombre de veintiocho años, exitoso, heredero de la fortuna de sus fallecidos padres. Tenía una vida muy solitaria y nunca le habían conocido una novia. Sin embargo Ryan era alguien completamente distinto. Su fortuna había sido hecha a través de los muchos años que llevaba viviendo en esta tierra. Y es que esa cantidad no había sido menor.
Caminó hasta el baño, donde se mojó el rostro y se miró con detenimiento. Sus ojos eran de color miel, su barba en forma de candado y alargada en la barbilla le daban un aspecto más misterioso aún. Su piel blanca y lisa era resaltada aun mas por su pelo castaño claro, que lo llevaba desordenado y con algunas puntas indicando el cielo. Se miró al espejo directamente a los ojos.
- Debo que decirle la verdad… tengo que decirle que soy Paycro Eraker y quien en verdad soy en su vida."
(Extraído de: Venegas Altamirano, Yénifer, "Forjadores del Destino y el libro de las voces", Capítulo 11, página 208)