CONVERSANDO CON UN CHOFER DE UN BUS LINATAL.


El chofer en cuestión es una persona muy amable, muy atento y muy respetado por los pasajeros que viajamos de Melozal-Linares e intermedios o viceversa, esto es importante de destacar. El tema de conversación emergió de forma espontanea al terminar el viaje a mi casa en Melozal. Soy un estudiante de 53 años e hipertenso. A veces estoy afectado por esta condición. Estudio una pedagogía en Religión y Filosofía en la UCM. Soy un educador y me siento tal. El argumento fue que los estudiantes deben dar el asiento porque pagan menos. Me parece cuestionable este criterio. Creo que un estudiante siente que vale, en el bus por lo menos, por su capacidad de pago monetario y no como persona. Esto inconscientemente se siente como algo abusivo, contrario a un discurso que se entrega en alguna clase utópica por algún profesor humanista que les dice:”lo que vale es el ser y no solamente el tener dinero y poder”. ¿Por qué los estudiantes no dan el asiento? ¿Solamente porqué son mal educados? Pienso que es un síntoma de la deshumanización ambiental, de la monetarización de los argumentos para justificar o promover conductas sin valores de fondo. Ellos quieren valer como todos. Le comenté al chofer que la argumentación para pedirle el asiento a un alumno era otra. Tenía que ver con otros valores, no con el dinero pagado. Él en realidad no discutió pero se reflejó en sus palabras el espíritu de este tiempo. La solidaridad en un bus tiene que ver con la edad, el agotamiento, la salud. Una persona más sana le sede el asiento a una más enferma. A una mujer con un bebé se le debe dar el asiento por esta situación, no porque pagó más que un estudiante. En esto último hay valores éticos y humanos que humanizan y nos hacen más personas. Me pregunto: ¿cómo estamos educando fuera de las aulas o escuelas formales? La formación nunca deja de configurarse en la vida real, hasta un muerto sigue operando en la memoria y forma de ser de un pueblo o colectivo. Sigue influyendo como un educador informal. ¿Queremos una sociedad nueva? El dinero no puede ser el centro de nuestra convivencia, lamentablemente hoy el tener es el fundamento de miles de hombres y mujeres de todas las edades. No tengo problemas en dar mi asiento a un estudiante inválido básico o medio que paga menos que yo que soy un estudiante universitario y pago más. De la misma manera así cómo se entrega formación a un empleado o trabajador para que asuma la visión de la empresa donde trabaja, habría que entregar valores de convivencia a nivel de vida comunal o vecinal. Chile ha perdido muchos valores que no han podido anular la penetración del materialismo mercantil que está matando los últimos valores de un chile solidario que se está perdiendo en la historia.

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    Presentación

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